Uno de los pilares de la democracia es la garantía del voto secreto. La
participación ciudadana solamente se puede materializar sobre tal
garantía. Es deber de todo sistema que diga ser democrático, asegurar a
sus electores que el ejercer este derecho jamás va a convertirse en
motivo para tomar una represalia en su contra. Y esta seguridad reposa
sobre el inviolable secreto.
En el caso de las venideras
elecciones del 7 de octubre, es imprescindible garantizar que el secreto
del voto está protegido y que, con esa certeza, todos los venezolanos
podremos manifestar libremente nuestro verdadero sentir en las urnas
electorales. También es necesario generar la confianza de que el voto
será respetado y contabilizado como la manifestación sagrada de la
voluntad de cada uno de los votantes, “el soberano”, como gusta llamarlo
el señor Presidente de la República. Esto es posible, es así. De hecho,
los venezolanos podemos acudir con tranquilidad al evento comicial en
cuanto a lo que son estas inquietudes.
En consecuencia, estamos
llamados no solamente a asistir a votar, en la certeza de que nuestra
manifestación de voluntad está amparada por el secreto que le
corresponde; sino también a custodiar el conteo de los votos. Desde el
Comando Venezuela contamos con la garantía de que se está haciendo un
trabajo duro, consistente y estratégico para formar en la defensa de
nuestro voto a los testigos necesarios. Cualquier debilidad que se haya
hecho presente en comicios pasados será resuelta para el 7-O gracias a
un enorme equipo medularmente comprometido.
Pero tenemos que
votar. Tenemos que acudir a la cita. Salir a la calle en esa fecha, ir a
nuestro centro de votación y aún más: anotarnos 2. Esa fue la tarea que
nuestro candidato nos encomendó. Cada uno de nosotros debe buscar a 2
votantes más, que no hayan participado en las primarias del 12 de
febrero, y llevarlos a ejercer su derecho, a cumplir con su deber.
Para
cada uno de nosotros, y para las personas que vamos a convocar, es
necesario derrumbar mitos que hablan de la posibilidad de violar el
secreto del voto. Mitos que solamente favorecen a la abstención,
abstención que nos resta a quienes queremos que se materialice el
urgente cambio que nuestra nación necesita. Luego, nos toca vigilar.
Apoyar a nuestros testigos. Permanecer en los centros de votación para
verificar que nuestra voluntad sea respetada y tomada en cuenta. Es
nuestro deber y nuestro derecho.
El ejercicio de nuestra
voluntad está construido en un sólido edificio del cual somos
protagonistas; pero en el cual contamos también con el invalorable apoyo
de gente preparada y comprometida. Tenemos que hacer nuestra parte:
acudir a la cita, votar, llevar a 2 personas más y luego apoyar a
nuestros testigos y avalar con nuestra presencia el conteo. Si hacemos
la tarea, nada puede estar en nuestra contra.
(*) Coordinador nacional de Independientes por el Progreso
@alvareznv
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